Realmente el nombre esta bien escogido, unas vistas preciosas de la playa.

Tal vez que no tenga piscina, pero la playa esta cerca, y con vehiculo un par de minutos.

Sin lugar a dudas este pequeño hotel familiar hace honor a su nombre, ya que disfrutamos de una de las mejores vistas que podemos recordar. Las habitaciones están muy limpias y la mujer que atiende el hotel, Maria, es muy amable y siempre dispuesta a ayudar y facilitar información.

La única pega es que está en una cuesta bastante empinada, por lo que es muy recomendable alquilar un coche, pero en cualquier caso siempre se debe alquilar coche en Mykonos para poder conocer bien la isla.

Las vistas muy bonitas, pero está en lo alto de un cerro, de difícil, por no decir imposible, acceso sin vehículo privado, sin ningún tipo de servicio (ni cafetería, ni piscina, nada) y muy justo en cuanto a facilidades. A nosotros nos dieron toallas de ducha para la playa y advirtiéndonos que si tuvieran que cambiárnoslas, tendríamos que pagar por ellas. Lejísimos de todo y sin los mínimos servicios para un hotel por el que pagas 1100 euros por 6 días.

- La ubicación, mala, inaccesible, donde Dios perdió el mechero. - Los servicios. Cero. Sólo una cocinita funcional en la habitación. - Wifi: solo funcionaba en el balcón de la habitación y el sol caía de jarrilla. - Ni unas míseras toallas de playa. - Limpieza de la habitación nula si no la desocupabas antes de las 2 pm. - La recepción está abierta 4 horas al día a lo sumo, después apáñatelas como puedas hablando con la dueña por teléfono, que no se escuchaba ni chispa. - Pretenden que pagues en efectivo sin previo aviso, aún cuando en su web y en los buscadores ponen que aceptan tarjetas de crédito. Lo nunca visto.